Una característica esencial en los Acuerdos de
Conservación es que las comunidades que hacen uso sostenible de los recursos en
estas áreas también son los que deben administrar los Acuerdos.
Allí comienzan
los retos. Generar capacidades administrativas y técnicas especificas que
respondan a estándares de gestión puede ser un poco complicado. No es que en el
pasado no exista la gestión, es que la manera como una comunidad tradicional
gestiona sus recursos responde a los intereses propios de la comunidad y no de
terceros. Muchas veces lo que se busca es que las comunidades gestionen
aplicando ciertas herramientas que ya los especialistas del área han comprobado
y cuyos resultados son positivos y demostrable para cualquier interesado. El
primer ejemplo que se nos puede venir a la mente es la contabilidad ¿Cómo se
garantiza que el uso de los recursos financieros de una manera sea aceptado por
los que otorgan los recursos? ¿Cómo se demuestra que los recursos están siendo
utilizados de manera adecuada? Podríamos generar preguntas infinitas pero esta
oportunidad queremos abordar la generación de una capacidad en específico: la
gestión de la información espacial.
De manera empírica las comunidades manejan muy
bien la información espacial de su área de influencia. El bajo Caura no es la
excepción. Áreas de importancia cultural y religiosa, lugares de pesca, caza,
colecta de productos no maderables del bosque, campamentos, rutas acuáticas y
terrestres y mucho más son reconocidos em el imaginario de estas comunidades. Posiblemente
sin saberlo existe un Sistema de Información Geográfica comunitario, de esto
hace referencia la etnocartografia y justifica, con absoluta razón, que debe
ser preservado. El problema esta cuando se quiere sistematizar la información
para dar respuesta a las preguntas típicas de gestión de un área natural, pues
“ver al tigre muchas veces en el árbol” puede dar una idea del comportamiento
del tigre y del árbol, pero es poco lo que puede ser planificado con esa
información. Es importante volver al punto anterior, esa información no está incorrecta,
sencillamente es así como las personas la gestionan y su uso satisface a sus
necesidades. Lo ideal para actividades de gestión seria X avistamientos del
tigre en las coordenadas x, y, punto de referencia el árbol. Esa información a
ese nivel de detalle o inclusive mayor puede ser utilizado por el especialista
para planificar acciones de gestión del tigre y del árbol.
Para estandarizar los procedimientos de
recolección de información geográfica y crear herramientas de gestión desde el
año 2009 se han estado capacitando miembros de la comunidad de Aripao ( Acuerdo
de Conservación Suapure) y posteriormente lo propio se haría con la comunidad
de la Colonial ( Acuerdo de Conservación Tzazenai) en el año 2014. Uso del GPS,
brújula, fotografía, toma de datos, marcaje de lugares de interés y otras
actividades de conservación en campo se han visto apoyadas y validadas por
procesamiento y análisis de imágenes de satélite con softwares especializados.
Las primeras desarrolladas por los mismos miembros de las comunidades y las
segundas por especialistas externos a la comunidad.
Así la base de datos geográficos generados
desde 2009 ha sido muy grande y ha servido para establecer acciones de
conservación y aprovechamiento sostenible de productos no maderables del
bosque. A medida que esa experiencia e información se ve reforzada y aumentada,
nuevas herramientas son introducidas para ser manejadas por las comunidades.
(Imagen 1. Mapa de vegetacion ACS)
En el año 2013 a partir de información de campo
y procesamiento de imágenes de satélite se generó el mapa de vegetación del
Acuerdo de Conservación Suapure (imagen 1) (link al artículo científico: http://erevistas.saber.ula.ve/index.php/ecodiseno/article/view/9250), a partir de este se han realizado
diferentes análisis para comprobar que las actividades de conservación están
manteniendo la cobertura boscosa. La idea es que las comunidades asuman el
monitoreo de vegetación, específicamente para identificar posiblemente área de
eliminación de cobertura vegetal.
Ahora bien, desde el año 2013 hasta hoy, mucho
en las tecnologías de sensores remotos ha cambiado. Se paso de la descarga y
procesamiento de imágenes a la visualización en línea sobre lo que está pasando.
Aprovechando este avance tecnológico tan importante se ha creado una propuesta
de monitoreo de la vegetación (imagen 2) para que sea ejecutado por los
miembros de las comunidades.
(Imagen 2)
Siendo la deforestación en los trópicos un tema
de gran importancia mundial, muchas iniciativas han sido desarrolladas para crear
“alertas” de deforestación casi que en tiempo real.
Así que la generación de
datos está solventada, ya no es necesario descargar pesadas imágenes de
satélite, pre-procesarlas y procesarlas. Por otra parte, está el manejo de los
datos. Para manejar información espacial se requiere de gran cantidad de archivos,
cada uno cumpliendo diferentes funciones, pero existen softwares como Google
Earth cuyo uso cada vez es más preciso y amigable. Así que el manejo de los
datos también está resuelto. Ahora bien, ¿Qué hacer con esa información? Esta
es la parte de mayor importancia, se pueden tener datos de muy buena calidad y
softwares muy potentes, pero si las decisiones en función de estos son limitadas
o mal hechas, todo lo anterior no tendría importancia alguna. Aquí ya queda de
parte de la comunidad tomar las decisiones a partir de esa información. Lo
primordial es identificar si esas alertas de eliminación de la cobertura tienen
sentido (muchas de las plataformas no verifican esto), lo otro es habiendo
identificado que las alertas pueden ser ciertas tratar de ir al área a levantar
información pertinente, algo que los miembros de la comunidad llevan años
haciendo, para luego establecer acciones que pueden ser informar a los
organismos a cargo de ser una deforestación ilegal o recomendar algunas
actividades de conservación de ser áreas abiertas para agricultura de
subsistencia.
De esta manera se espera que las comunidades
que gestionan los Acuerdos de Conservación del bajo Caura puedan también tomar
decisiones y enriquecer aún más su conocimiento científico para la toma de
decisiones correcta en la sostenibilidad de los recursos naturales a partir de
su autogestionado Sistema de información Geográfica.
Por: Pedro Trejo
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