martes, mayo 02, 2017

Luis Jiménez. Así es Phynatura.

Hoy en nuestro Blog, queremos recordar parte de un hermoso artículo sobre el director de nuestro equipo Phynatura destacado en El Cambur en marzo del año pasado.


Durante 11 años, Luis Jiménez conoció de cerquita la explotación de oro y diamante en los bosques del sur de Venezuela mientras trabajaba como consultor ambiental para empresas mineras como Crystallex, Venezuela Goldfill, Minería MS y Gold Reserve. Bajo ese ambiente conoció la destrucción inminente que esta provocaba sobre el ambiente y la alteración que sufría la vida de las comunidades indígenas pero también las oportunidades de sostenibilidad y conservación que ofrecen la ancestral y muy rica biodiversidad de los bosques primarios del sur de Venezuela, que ahora impulsa para ofrecer alternativas sostenibles al extractivismo.

Luego de ser consultor, paso cuatros años tratando de restaurar los daños ambientales provocados por la pequeña minería en lo que se llamó “minería responsable” en las concesiones otorgadas por el Estado. Pero a este ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda, oriundo de Coro, no le gustan ni los eufemismos ni los títulos individuales. Así que aclara que esta etiqueta solo trataba de ocultar que los impactos socioculturales y ecológicos provocados por la extracción de minerales y materiales preciosos de las entrañas de la selva son irreversibles, o en el mejor de los casos, asegura, de muy difícil reversión, mitigación y control. La minería ecológica, por tanto, no existe.

En nuestros estudios de impacto ambiental advertíamos si había especies de alto interés biológico. ¿Hay águilas arpías o pájaro campanero? ¿Solo había moras u otras especies? Entonces sí, pueden ser 2 o 5 hectáreas que se pueden talar pero he visto desaparecer quebradas enteras o talado Mereys de cientos de años.
Similarmente no se considera un héroe ni “nada de lo que el sistema hace para promover el culto al individuo y para menospreciar al colectivo” dice citando al Subcomandante Insurgente Galeano del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. De su propia inspiración define que los héroes “somos los que ejercemos una conducta ejemplar en el camino común, con elevada cuota de sacrificio de vida personal. Ejercemos un liderazgo temporal mientras otros van desarrollando capacidades para el bienestar comunitario”.

Con esta filosofía se creó la Asociación Civil PhyNatura, dedicada a la conservación de la biodiversidad en áreas protegidas por medio de proyectos sustentables de participación comunitaria. Esencialmente en la cuenca del río Caura en el estado Bolívar, donde comunidades de pueblos originarios y afrodescendientes han sufrido la alteración de sus modos de vida y subsistencia por la llegada de la minería.
Bosque Premium

En medio de la selva Luis conoció el contraste entre la vida apacible y rodeada de naturaleza del poblado pemón de Inaway, justo al lado del pueblo minero de Las Claritas, adyacente de la mina Las Cristinas, donde vio miseria, inseguridad, ranchos e inhumanidad, como si las separara una especie de frontera invisible pero infranqueable donde el mineral dañara todo lo que toca.

“Entonces reflexionas sobre la importancia de buscar medios de vida sostenibles, en armonía con el entorno y con las comodidades suficientes para vivir en calidad. De allí nace la motivación de dedicarnos a la conservación y uso sostenible de la biodiversidad”, revela este hijo de campesinos que tuvo 24 hermanos por parte de papá, José Dionisio Jiménez, de los cuales 10 junto a su madre y 2 de crianza se acercaron al calor materno de Juana María Puyosa de Jiménez. 
En 2015, Luis y su equipo en Phynatura lograron que el proyecto “Acuerdos de conservación comunitarios: un mecanismo para promover el desarrollo sostenible en comunidades indígenas y campesinas en el Bajo Caura”, lograra proteger 149 mil hectáreas de bosque en la Reserva Forestal El Caura usando un sistema agroforestal sucesional con las comunidades de El Cejal y La Colonial. “Son técnicas de mejoramiento del conuco para competir con la minería al medir el costo de oportunidad de sembrar rubros de alto valor en mercados internacionales. Un indígena o campesino tala de una a cinco hectáreas para sembrar, pero eso no lo puedes hacer más de 15 años. Los formamos para que ese espacio se parezca al bosque que deseamos recuperar, para sembrar sarrapia, copaiba o cacao orgánico”.

Su visión a futuro se enfrenta a la lucha por presentar alternativas sostenibles, amigables con el bosque y rentables ante la inmediatez de la minería, que los indígenas ejercían de forma muy pequeña como una especie de caja de ahorro, explica Luis. “Lo extraían en casos de emergencia, si no tenían otro bien para intercambiar, con el fin de mandar a los hijos a estudiar a Caracas, comprar una escopeta, un motor fuera de borda”. Pero ahora señala un “etnocidio espiritual” por el cambio de hábitos y costumbre por prácticas en que se mezcla la destrucción del ambiente con males como la prostitución, el esclavismo y el trabajo infantil con la llegada de guerrilleros, garimpeiros y mafias.

Lamenta que ante sus esfuerzos, no existan incentivos fiscales ni recursos económicos para el desarrollo de las comunidades, ni una política de promoción de estos productos del bosque mientras que las autoridades han obstaculizado la cooperación internacional para llevar a cabo estos esfuerzos. Asegura que priva una visión extractivista que ve al bosque como un estorbo.

Ante estos retos, Luis se considera a sí mismo un facilitador de procesos para que se desarrollen capacidades en lugar de un activista que transforma comunidades. Sus palabras no revolotean en la retórica sino invocan humildad, sencillez y respeto. Pero también rechaza los mitos sobre nuestros pueblos originarios, a veces señalados como corresponsables de la tragedia que viven. “La ignorancia, complicidad y transculturalización se da por la imposición de medios de vida contrarios a la cultura de valoración del entorno y de sí mismo, viendo un espejismo que se diluye al pasar de los años. O te das cuenta y vuelves la vista a lo natural y aprendes de lo que te rodea sin dañarlo o sigues tras eso sin haber vivido”.
Así es nuestro director, así es nuestro equipo, así es Phynatura.

Puedes ver el artículo completo en https://www.elcambur.com.ve/destacado/luis-jimenez-participacion-comunitaria-para-conservar-los-bosques-del-sur-de-venezuela

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